El pasado 1 de diciembre se celebraba el día mundial en la lucha contra el SIDA. Y a raíz de esta fecha, me gustaría hablar sobre este tema, sobre el cual existen todavía tantos prejuicios, y más desconocimiento aún. El problema es que esto genera una discriminación injustificada hacia los enfermos de VIH positivo.
El miedo de la desinformación, la ignorancia absoluta, o la indiferencia por saber, hace que muchas personas traten a estas pobres personas en marginados sociales. Si hiciéramos una encuesta a las personas que discriminan a los enfermos de VIH, la mayoría no sabría ni qué es, ni como se transmite, ni nada, sólo quieren eso cerca de sus vidas.
Lo que no saben es que por desgracia muchas personas nacen ya con esta condena, y tampoco saben que muchas otras son meras portadoras, pero no sufren sus consecuencias. Sin embargo hay tal desinformación o miedo, que me recuerda a otras épocas, donde a todo tullido se le repudiaba.
Un problema que todavía existe, y de manera inexplicable, es que el SIDA, en sus inicios, fue considerada la «enfermedad de los homosexuales». Lo que pasa es que todavía existe mucha gente homofóbica, que sigue con reminiscencias a esta designación tan injusta.
Nos empeñamos en poner barreras entre las personas, nos empeñamos en creernos mejor que otros por cualquier característica.
Para todos aquellos que discriminan y apartan socialmente a los enfermos de VIH, les recomiendo ver la película Philadelphia, una de esas obras de arte, que uno debe ver por obligación. Trata la enfermedad, la discriminación laboral y social a los enfermos, y la homofobia. Os pongo a continucación un fragmento de la misma.
https://www.youtube.com/watch?v=9OyKKZ9r78s
Ojalá consigamos crear algún día un mundo mejor, un mundo sin etiquetas, por una clase, raza, sexo, religión, enfermedad, sexualidad, etc. Porque entonces viviremos en un mundo mejor y más justo.