A veces nos encontramos pruebas en la vida, que nos hacen dudar de la existencia de que existe un destino prefijado para cada uno. Casualidades que nos hacen pensar, esto me ha pasado por el destino, me tenía que ocurrir, o quién no ha pensado, demasiada casualidad para ser real. Hoy nos preguntaremos eso, ¿creemos en el destino?
La primera respuesta, lógica y científica, es que no, no existe un destino unido a cada persona, y somos responsables de cada decisión, y opción que tomamos en nuestra vida. Que las casualidades son eso, casualidades. Es un pensamiento lógico, y a la vez positivo, en cuanto a la libertad de cada ser, de ser capaz de forjarse su propio camino por sus actos, y no por una predisposición divina, o de cualquier otro tipo.
Sin embargo la vida nos pone a prueba este pensamiento racional, sobre todo nos suele pasar con las personas que nos rodean. Muchas veces nos encontramos a una persona en el lugar más indicado o al revés en el menos indicado, ¿casualidad? podría ser. Otras veces conocemos a una persona, por un motivo extraño, ya sea porque ese día no tenías que estar en ese lugar, o que justo entraste ahí porque llovía, en definitiva, cualquier situación inesperada, que nos hace conocer a alguien tan especial. Podría seguir siendo casualidad, pero muchas veces decimos: «Esto es el destino».
Entonces debemos preguntarnos lo siguiente, ¿se trata de casualidad, o causalidad? ¿De una situación de extrema coincidencia, a veces hasta inexplicable? ¿O se trata de un camino marcado que se produce porque las decisiones de nuestra vida hacen que lleguemos a ese punto que ya estaba definido?
Si fuera esto último, tiraría por tierra totalmente la visión del libre albedrío, y en cierto modo supondría una decepción el pensar que tenemos un camino casi obligado, sin embargo, si pensamos que no existe el destino, también debemos admitir, que esas casualidades que nos encontramos en la vida, tienen un punto de cierta magia, inexplicable si, pero algo mágico, que hace de la vida algo inexplicable, e imprevisible.
Y vosotros ¿qué pensáis? ¿Creéis en el destino?
