Hoy quería comentaros una anécdota que me pasó hace poco, y la que me hizo reflexionar, y darle un par de vueltas a mi cabeza. Al principio me pareció una tontería, e igual os parece lo mismo a vosotros, pero os la cuento. Resulta que hace unos pocos días iba por la calle, con prisa como siempre, y pasé al lado de un edificio llamativo, y me paré, de tal modo que miré hacia arriba, echando la cabeza lo más atrás posible. Allí me dí cuenta que sentía dolor en el cuello, el típico dolor que te da cuando hace mucho tiempo que no mueves algo. Me percaté que no solía mirar hacia arriba bien, con lo cual que iba por la vida mirando al frente o con la cabeza baja.
A raíz de esta tontería me empecé a fijar en las pocas cosas de las que disfrutaba cuando iba por la calle, que me pasaba la vida corriendo de un sitio para otro, y agobiado por todo lo que me rodea.
El caso es que ese pensamiento se me quedó en la cabeza, y decidí cambiarlo. Es un acto muy fácil, y nos puede aportar muchas más cosas positivas que negativas. De hecho hace poco estaba dando una vuelta por Madrid, de donde soy yo, y me dí cuenta de todas las cosas bonitas que hay, es una ciudad que durante toda mi vida me ha parecido agobiante, nerviosa e imparable, pero ese día me empecé a fijar bien en todo. De la misma manera que nos paramos en cada edificio de las ciudades donde vamos de vacaciones, y echamos una fotografía, pues me pasó lo mismo, pero con mi propia ciudad. Y volví a enamorarme de mi ciudad, solo por observar bien lo que me rodeaba.
Empecé por eso, y continúe con las personas, las sonrisas que estaban a mi alrededor, la gente tomándose una caña en una terraza, en todos los detalles. En ese momento se me quitaron todos los agobios, empecé a relajarme por primera vez en mucho tiempo, y a disfrutar de un simple paseo.
Os recomiendo que hagáis lo mismo, que un día paréis, miréis a todas partes, y os deis verdadera cuenta de lo que tenemos alrededor. Dejar de vivir de casa al trabajo, o a clase, y de vuelta a casa corriendo. Si no disfrutamos de las pequeñas cosas, no podremos disfrutar de absolutamente nada en nuestra vida.
Necesitamos un momento de dejar de mirar el reloj, un momento de coger nuestros problemas y dejarlos en pausa. Un momento de parar, y de observar la vida que nos rodea, y sorprendernos. Disfruta de cada cosa que hagas, observa la vida que te rodea, y empieza a mirar hacia arriba.
Por último dejaros con una canción que es más o menos lo que quería decir, y que es un himno que todos deberíamos recordar cada día. ¡Espero que os guste!