Vivimos pegados a nuestro teléfono. Es una realidad. Ha creado tal dependencia, que nos podemos llegar a sentir indefensos, si no le tenemos en la mano, y ya no hablar de si nos quedamos sin batería, o peor aún si no lo encontramos por ninguna parte, la neurosis puede ser total. Así que hace poco decidí cambiar esta actitud, y desde entonces os puedo asegurar que soy mucho más feliz.
He decidido usarlo para lo justo y necesario. Mirar el correo cuando sé que espero algo, mirar el whatsapp veces contadas, coger llamadas, y hacerlas sólo también cuando sea necesario. Ojo, no confundamos el termino «necesario», porque empezamos diciendo, el facebook necesario, el twitter también, estas páginas también, y este juego por supuesto y no, me refiero a cortar de raíz.
Desde que lo he hecho, siento una liberación, es cierto que hay gente alrededor, que puede llegarse a cabrear por estar desconectado, y eso es lo alarmante, que hemos creado una sociedad, donde si no estás controlado y localizado las 24 horas, es preocupante. Deberíamos cambiar todos el «chip», y retroceder unos cuantos años, cuando no teníamos este control, y menos esta obsesión por un objeto tecnológico.
A raíz de que decidí desconectar lo máximo, investigué un poco sobre el tema, y me encontré con un estudio que decía que de media los españoles ¡¡¡miramos 150 veces el móvil al día!!! esto si contamos con 8 horas de sueño, nos quedarían 16, con lo cual más de diez veces por diferentes motivos a la hora. Y encima esto es una media de los españoles, incluida la gente mayor, que lo mira mucho menos, no me quiero imaginar cuanto será en los jóvenes
Una dependencia brutal, hay que comenzar con la desconexión tecnológica, y empezar a vivir la vida con lo que nos aporta el mundo, salir a la calle, pasear, hacer deporte, leer, y muchas cosas más antes de estar pegados a una pantallita. Que somos personas, de momento, y socializarse para mi sigue siendo hablar en persona, y no a través de caracteres o «smiles».
Y que cuando alguien se cabree porque estás desconectado decirle «deberías hacer lo mismo, no veas que liberación».