Una vez, un gusano se enamoró de una hermosa flor que poseía un tallo muy largo. Un buen día, el gusano decidió subir por ese extenso tallo para besarla y manifestar su incondicional Amor. Lentamente se deslizó todo el día hasta llegar a aproximadamente la mitad de su recorrido, y al ver que caía la noche, decidió descansar hasta el otro día. A la mañana siguiente, se despertó en la base del tallo, por lo que retomó (esta vez más temprano) su camino vertical hacia la flor. Una vez más, llegó la noche sin poder terminar su recorrido, por lo que durmió para recobrar fuerzas y poder culminar su ansiado viaje al otro día. Nuevamente se encontró que al despertar estaba en la base del tallo, por lo que con más ganas que nunca, subió y subió, y cuando el sol se ocultaba por tercera vez en su travesía, decidió esta vez, sujetarse muy fuertemente hasta el día siguiente. Tan fuerte se sujetó, que se formo un capullo, para que luego se desprendiera la crisálida, que como toda mariposa, pudo volar y llegar hasta la flor, besándola finalmente.
Las manifestaciones del Amor, muchas veces conllevan un cambio muy profundo de nuestra personalidad, pero la esencia sigue siendo la misma, Amor en Plenitud.
Si esta esencia es imperceptible en mis ojos, en mis brazos, en mi silencio, nunca podrá ser entendida con mis palabras.
Extracto del libro “¿Qué es el Amor? de Deian Flumen